Fotoenvejecimiento cutáneo
El
fotoenvejecimiento es el máximo responsable de la mayor parte de los cambios no
deseados del aspecto de la piel y se manifiesta en las zonas del cuerpo de
mayor exposición al sol como cara, manos, pies y escote.
“Las radiaciones solares
deterioran la piel modificando su estructura, perdiendo elasticidad y firmeza”
La
radiación UV produce daños en las estructuras celulares y las fibras de
colágeno y elastina de la dermis formando un exceso de radicales libres. Se estima que, con el paso de los años, el
contenido de colágeno de la dermis disminuye aproximadamente un 1% por año,
como consecuencia de la destrucción y la menor síntesis de colágeno. Ambas
alteraciones son mucho más marcadas en las zonas de la piel que estuvieron
expuestas a la luz solar.
Más
del 80% de nuestro envejecimiento cutáneo es producido por un exceso de
radiación solar. Nuestra piel sólo envejecería un 20% si no se abusara de la
exposición al sol.
“Los radicales libres producidos por una
exposición a
los rayos UV son los principales responsables
del
fotoenvejecimeinto cutáneo”
Los
radicales libres son moléculas inestables a las que expuestos día a día. Estas
moléculas dañan las membranas de las células de nuestra piel. Las membranas
celulares se vuelven rígidas y el metabolismo de la célula empieza a funcionar
mal, dañando su proceso normal de reparación. Este proceso debilita la
constante renovación celular resultando en
un envejecimiento prematuro de la piel.
Los cambios visibles del fotoenvejecimiento de
la piel debido a la radiación solar son:
ü Engrosamiento de
la piel
ü Aparición de
arrugas
ü Laxitud
ü Aparición de
manchas, debido a una pigmentación irregular de la piel
ü Arañas vasculares
ü Deshidratación
Los tratamientos LUXMESURE incorporan antioxidantes, que
son ingredientes
activos destinados a neutralizar la acción de los radicales libres que provoca el
envejecimiento de la piel, y filtros solares, para proteger la piel de los efectos adversos
del sol.
Pérdida de
elasticidad y firmeza de la piel
A medida que
envejecemos nuestra piel va perdiendo firmeza y elasticidad. El colágeno
y la elastina son los encargados de aportar a nuestros tejidos estas
propiedades.
Con
el tiempo, la actividad de los fibroblastos disminuye, con lo que se reduce la
síntesis de colágeno y elastina, las fibras de elastina y colágeno comienzan a
degradarse y se pierde hidratación. Se producen movimientos musculares
repetitivos y además se forman radicales libres que se acumulan dando como
resultado la pérdida de firmeza y elasticidad de la piel.
Los cambios visibles de la pérdida de firmeza
y elasticidad de la piel son:
ü Formación de
arrugas
ü Formación de
líneas de expresión
ü Flacidez
ü Aparecen las
ojeras y bolsas bajo los ojos
Reducción de la velocidad de
renovación celular
La epidermis, la capa más externa de la piel está en continua renovación. Con la
edad, la epidermis sufre diferentes cambios: la microcirculación sanguínea se
ralentiza, la distribución de melanina se vuelve irregular, los radicales
libres y otras toxinas empiezan a acumularse y la renovación celular
disminuye; en consecuencia, la epidermis adelgaza y la piel se vuelve áspera,
rugosa y pierde luminosidad.
Los
cambios visibles de la disminución de la renovación celular dan lugar a:
ü Formación de las
arrugas y líneas de expresión
ü Pérdida de
luminosidad.
Menor hidratación, nutrición y oxigenación de la piel
La deshidratación
juega un papel clave en el envejecimiento de la piel, por eso es muy importante
mantener en perfecto equilibrio el grado de humectación de nuestra piel.
Los
glicosaminoglicanos, también conocidos como mucoplisacáridos, se encuentran en
la dermis y tienen la capacidad de absorber grandes cantidades de agua,
almacenándola para aportar hidratación a nuestra piel.
Las glándulas
sebáceas producen el sebo responsable del equilibrio hidrolipídico necesario
para nuestra piel.
La alteración de
la acción de los glicosaminoglicanos y la reducción de la producción de las
glándulas sebáceas contribuye a la deshidratación de la piel mediante la
pérdida de la capacidad de retener agua por parte del estrato córneo.
Tu piel se encuentra
deshidratada cuando a simple vista se observa:
ü La piel áspera y
rugosa
ü Pérdida de
elasticidad, incrementando las posibilidades de aparición de arrugas.
ü Pérdida de tono
El envejecimiento
cutáneo; pérdida de firmeza, arrugas y pérdida de luminosidad surge con el paso de los años, aunque sin duda
una piel cuidada envejece más tarde que una piel que no lo está.
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