El miedo es un recurso que
utiliza nuestra mente para alertarnos de que algún peligro está cerca. El
problema surge cuando ese miedo se convierte en un sentimiento irracional, sin
motivo, obsesivo y que nos impide realizar nuestras actividades cotidianas con
normalidad. Es entonces, cuando el
miedo se vuelve fobia, cuando se necesita ayuda psicológica para resolver el problema. Una fobia que
sufren cada vez más personas es la hasta ahora casi desconocida RITIFOBIA, que
consiste en tener pánico a las arrugas.
Definición ampliada:
Se define como un persistente, anormal e injustificado miedo a que
a uno le salgan arrugas.
Miedo a las arrugas
La sociedad en la que
vivimos, donde la imagen física es tan importante y donde se promueve el
mantenimiento de la juventud de forma exagerada hace que muchas personas vean
en la aparición de las
arrugas un peligro para su vida social y profesional. A diario
vemos cómo personajes públicos se someten a continuos tratamientos de estética para eliminar las
inevitables arrugas y para darle a su aspecto un aire más juvenil.
También somos conscientes
de la importancia de un aspecto juvenil a la hora de encontrar un trabajo, a
pesar de la contradicción existente en el mundo laboral donde te exigen al
mismo tiempo juventud y
experiencia. En esta situación no es extraño que muchas mujeres
decidan someterse a una cirugía estética con el objetivo de mejorar
su currículum y adaptarse a las demandas del mercado laboral.
La presión a la que nos
vemos sometidas para tener una piel
perfecta y joven, ajena a las huellas que deja el paso de los
años es tanta que a muchas mujeres les genera una gran ansiedad la aparición de
las arrugas. Insistimos en que si esa obsesión por las arrugas se convierte en algo enfermizo es
necesario un tratamiento psicológico.
Aunque las fobias las
desarrolla cada persona de forma individual por un desajuste psíquico personal,
podemos afirmar que en el caso de la
ritifobia, el problema surge principalmente por la presión
social ejercida por una sociedad competitiva en la que prima la imagen exterior
y además, una imagen exterior muy concreta. Mujeres jóvenes y delgadas que
consiguen eludir las huellas del paso del tiempo, cueste lo que cueste.
Este es el modelo de mujer que
se impone y, aunque ocasionalmente surgen personajes públicos que apuestan por
un modelo más natural, la mayoría de las mujeres dedicamos gran parte de
nuestro tiempo y de nuestro dinero a encontrar el tratamiento perfecto que retrase la aparición de las
arrugas y nos mantenga jóvenes por más tiempo. Ya sea en forma de una
alimentación adecuada, o de remedios caseros, o de cremas y mascarillas, o de
costosos tratamientos estéticos, según los bolsillos, todas andamos buscando
ese elixir de la eterna de juventud.
Es necesario que la
sociedad entera se esfuerce por cambiar los cánones estéticos actuales que someten a
las mujeres a la tiranía de la belleza física dejando de lado sus capacidades
intelectuales y generando, en muchas ocasiones, problemas de ansiedad, falta de
autoestima y escasa seguridad en una misma. Y mientras no cambiemos esto,
seguirán apareciendo fobias cada vez más difíciles de tratar como esta
ritifobia.
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